lunes, 18 de agosto de 2008

océano

Y pensábamos en esa cosa increíble que habíamos leído, que un pez solo en su pecera se entristece y entonces basta ponerle un espejo y el pez vuelve a estar contento. (cap. 8 Rayuela)

2 comentarios:

abraham palafox dijo...

saludos!

JuanPablo dijo...

por suerte no somos peces, o mala suerte... ¡Buena suerte!