Voy por el segundo sueño en que tengo miedo a decir de dónde soy, porque todos hablan inglés. Esta vez, si hablaba español, me ocurriría algo malo. La gente trataba de advertirme, de cambiar mis palabras por un juice o un street. Comprendí muy tarde. Se llevaban los latinos, los españoles, los cualquiera que hablaran castellano. No sabía qué hacer, qué decir o cómo jugar a que me entendieran con señas. Recordé mi otro sueño de esa forma.
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