Estábamos acostados, tú junto a la pared y yo hacia el pasillo. La pieza estaba oscura, con esa clásica luz de calle que se cuela. Fumabas, y yo no sé lo que hacía. No sé lo que éramos, ni porque estábamos juntos a cada lado del otro en una cama para uno, en una habitación para uno que ni siquiera era de alguno de los dos. Fumabas, diste una bocanada, exhalar todo el tabaco de adentro, llenar la habitación de más oscuridad nublada. Me acerqué, me puse encima sin tocarte, puse mi nariz en tu boca abierta y te respiré.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario