jueves, 17 de abril de 2008

02 de diciembre de 2007

Salimos a bailar como un ritual indioamericano. Fumamos eso que tiene nombre a país atlántico. Quemamos las páginas de la Biblia mientras hablabas tanto del dadaísmo. Y mi cabeza se concentró como una nuez en el hemisferio derecho al medio de la mitad de lo que debiese ser ese lado del cerebro. Los pajaritos crepúsculares cantaban nintendo, te veía tanto la oreja, la ceja, la boca, la oreja otra vez. Nunca hubo tanto silencio entre nosotros. Ni tanto espacio entre los planetas del sistema p6-lo. Siempre excedo las cosas. Sobredimensiono todo. Hay que darle importancia que mientras estoy pegado, en el límite del universo dos átomos de carbono chocan. Me corté las uñas antes de esto, y se siente como electricidad en la carne, te rayaré la espalda y te haré la marca del diablo. Te haré especial para que otra gente te encuentre perdido en esta parte del planeta, queriendo tocarme encerrando helio a un globo viajando al cielo troposférico embotellado.

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